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El feminicidio impulsa la migración de las centroamericanas
Ciudad de México, 9 de diciembre de 2021 (IPS).- El feminicidio, del que se registran altas tasas en El Salvador, Guatemala y Honduras, es una de las principales causas que empujan a migrar a las mujeres de América Central, de acuerdo con un reporte de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Para la jurista australiana Gillian Triggs, alta comisionada adjunta de Acnur para la protección, “es inaceptable que la violencia de género siga expulsando a las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ de sus hogares, y que siga siendo uno de los principales riesgos a los que se enfrentan durante su desplazamiento”.
Las autoridades de esas naciones de origen o tránsito de las personas desplazadas y migrantes “deben garantizar su acceso al asilo y a la protección, así como ampliar las medidas de prevención y respuesta”, dijo Triggs.
El nuevo llamado de Acnur se inscribe en la campaña de activismo iniciada el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y que culmina este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) indicó que en 2019 y 2020 hubo en Honduras 295 y 227 feminicidios, respectivamente, es decir, 6,1 y 4,7 por cada 100 000 de sus mujeres.
En el Salvador las cifras fueron 113 y 73 feminicidios en esos dos años (3,3 y 2,1 por 100 000 mujeres), y en Guatemala se registraron 139 y 119 (tasas de 1,6 y 1,3 de esos crímenes). Otros países de la región con tasas elevadas son República Dominicana, Bolivia, Brasil y México.
Triggs también comentó que, además de los feminicidios, los abusos continúan durante el desplazamiento de mujeres y niñas, y la situación se ha visto agravada por la pandemia covid-19 que “sigue siendo uno de los principales riesgos a los que se enfrentan durante su desplazamiento”.
Un estudio reciente en Honduras mostró que la violencia contra las mujeres era un factor determinante en el desplazamiento, sobre todo para quienes tenían liderazgo y relaciones con miembros de las pandillas o de las fuerzas de seguridad.
La situación se volvió crítica durante los confinamientos relacionados con la pandemia, que aumentaron los incidentes y los riesgos. Al levantarse las restricciones fronterizas a la circulación en los últimos meses, las mujeres y las niñas siguieron entre las personas forzadas a huir de sus hogares.
Acnur ha llamado la atención sobre la actividad de las pandillas criminales en el llamado Triángulo Norte de América central, pues esos grupos “suelen atacar y forzar, a mujeres y niñas, a la esclavitud sexual”.
Los delincuentes “también utilizan la agresión sexual -o la amenaza de ella- como arma para obligar a los miembros de la familia a realizar actividades ilícitas”, o pueden ser víctimas de bandas rivales, e incluso pueden ser asesinadas como parte de los ritos de iniciación de las pandillas.
Las personas LGBTIQ+, especialmente las mujeres transgénero, también son especialmente vulnerables a la extorsión, la explotación y la persecución.
En El Salvador, la organización no gubernamental Comcavis Trans informó que dos tercios de las personas LGBTIQ+ a las que han asistido este año huían de pandillas criminales, y las amenazas de muerte constituyen el principal motivo para huir.
En Honduras, otra oenegé, Cattrachas, reportó 373 asesinatos violentos de personas LGBTIQ+ desde 2009.
Incluso cuando huyen en busca de seguridad, muchas mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ son vulnerables a la trata, las agresiones y las violaciones, sobre todo cuando recurren a las redes de tratantes o cruzan las fronteras por puntos informales.
“Las medidas de prevención son cruciales para ayudar a empoderar a mujeres, niñas y personas LGBTIQ+, así como para garantizar sus derechos e impulsar su autosuficiencia. Al mismo tiempo, quienes logran sobrevivir a los abusos deben estar en el centro de todas las respuestas”, insistió Triggs
Acnur se ha sumado a los pedidos para que las autoridades de los países concernidos adopten medidas más eficaces, innovadoras e inmediatas para proteger los derechos de mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ que se desplazan en la región.
Este artículo fue publicado originalmente por IPS Inter Press Service
Las autoridades de esas naciones de origen o tránsito de las personas desplazadas y migrantes “deben garantizar su acceso al asilo y a la protección, así como ampliar las medidas de prevención y respuesta”, dijo Triggs.
El nuevo llamado de Acnur se inscribe en la campaña de activismo iniciada el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y que culmina este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) indicó que en 2019 y 2020 hubo en Honduras 295 y 227 feminicidios, respectivamente, es decir, 6,1 y 4,7 por cada 100 000 de sus mujeres.
En el Salvador las cifras fueron 113 y 73 feminicidios en esos dos años (3,3 y 2,1 por 100 000 mujeres), y en Guatemala se registraron 139 y 119 (tasas de 1,6 y 1,3 de esos crímenes). Otros países de la región con tasas elevadas son República Dominicana, Bolivia, Brasil y México.
Triggs también comentó que, además de los feminicidios, los abusos continúan durante el desplazamiento de mujeres y niñas, y la situación se ha visto agravada por la pandemia covid-19 que “sigue siendo uno de los principales riesgos a los que se enfrentan durante su desplazamiento”.
Un estudio reciente en Honduras mostró que la violencia contra las mujeres era un factor determinante en el desplazamiento, sobre todo para quienes tenían liderazgo y relaciones con miembros de las pandillas o de las fuerzas de seguridad.
La situación se volvió crítica durante los confinamientos relacionados con la pandemia, que aumentaron los incidentes y los riesgos. Al levantarse las restricciones fronterizas a la circulación en los últimos meses, las mujeres y las niñas siguieron entre las personas forzadas a huir de sus hogares.
Acnur ha llamado la atención sobre la actividad de las pandillas criminales en el llamado Triángulo Norte de América central, pues esos grupos “suelen atacar y forzar, a mujeres y niñas, a la esclavitud sexual”.
Los delincuentes “también utilizan la agresión sexual -o la amenaza de ella- como arma para obligar a los miembros de la familia a realizar actividades ilícitas”, o pueden ser víctimas de bandas rivales, e incluso pueden ser asesinadas como parte de los ritos de iniciación de las pandillas.
Las personas LGBTIQ+, especialmente las mujeres transgénero, también son especialmente vulnerables a la extorsión, la explotación y la persecución.
En El Salvador, la organización no gubernamental Comcavis Trans informó que dos tercios de las personas LGBTIQ+ a las que han asistido este año huían de pandillas criminales, y las amenazas de muerte constituyen el principal motivo para huir.
En Honduras, otra oenegé, Cattrachas, reportó 373 asesinatos violentos de personas LGBTIQ+ desde 2009.
Incluso cuando huyen en busca de seguridad, muchas mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ son vulnerables a la trata, las agresiones y las violaciones, sobre todo cuando recurren a las redes de tratantes o cruzan las fronteras por puntos informales.
“Las medidas de prevención son cruciales para ayudar a empoderar a mujeres, niñas y personas LGBTIQ+, así como para garantizar sus derechos e impulsar su autosuficiencia. Al mismo tiempo, quienes logran sobrevivir a los abusos deben estar en el centro de todas las respuestas”, insistió Triggs
Acnur se ha sumado a los pedidos para que las autoridades de los países concernidos adopten medidas más eficaces, innovadoras e inmediatas para proteger los derechos de mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ que se desplazan en la región.
Este artículo fue publicado originalmente por IPS Inter Press Service
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