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Un biosensor abre las puertas a la detección temprana del alzhéimer
Ciudad de México, 28 de septiembre de 2021 (SINC).- Un biosensor diseñado por un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) abre las puertas a la detección precoz de la Enfermedad de Alzhéimer (EA) mediante un análisis de sangre cuyos resultados estarían disponibles en dos horas, según los primeros ensayos.
Los resultados, publicados en la revista Analysis and Sensing, describen por primera vez el uso de esta bioplataforma que emplea como diana de autoanticuerpos seis péptidos ─autoantígenos─ implicados en la patología neurodegenerativa.
Aunque los autoanticuerpos ─anticuerpos que reconocen proteínas del propio individuo─ cada vez cobran más importancia como biomarcadores, hasta ahora no se habían combinado para la detección de pacientes con alzhéimer.
Esta vez ha sido posible gracias a la tecnología de despliegue en fagos, que permite expresar, en la cubierta de virus bacterianos, péptidos que les resultan extraños.
“La tecnología desarrollada es útil para la identificación, validación y aplicación a la detección de autoanticuerpos en medicina personalizada de precisión para la mayoría de las enfermedades crónicas actuales: cáncer, neurodegeneración, autoinmunes o infecciosas”, destaca Susana Campuzano, investigadora del grupo de Electroanálisis y Biosensores Electroquímicos de la UCM.
El alzhéimer es el tipo de demencia más común y para la que aún no hay cura, si bien está demostrado que el diagnóstico temprano puede ralentizar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares.
Más rápido y accesible que las técnicas actuales
La bioplataforma diseñada supone un avance frente a las tecnologías actuales de neuroimagen, como la tomografía o la resonancia magnética, ya que estas requieren más tiempo, personal altamente especializado y están limitadas a entornos hospitalarios.
“Hemos aunado esfuerzos en el diseño de los experimentos más adecuados para optimizar, caracterizar las bioplataformas, identificar y validar una firma molecular nueva de autoanticuerpos frente a seis péptidos y demostrar su aplicabilidad para la detección de la EA”, señala Rodrigo Barderas, investigador de la unidad de Proteómica Funcional del ISCIII.
Tras esta investigación hay numerosos frentes abiertos, que incluyen “la producción de nuevos bioreceptores para la identificación de nuevos autoanticuerpos candidatos, la aplicación de las bioplataformas desarrolladas al análisis de diferentes cohortes de pacientes y por distintas instituciones, y la búsqueda de posibles agentes del sector socioeconómico interesados en la tecnología desarrollada para asistirnos en su incursión en el ámbito clínico y el mercado”, concluye José Manuel Pingarrón, investigador de la UCM y coautor del estudio.
Agencia SINC
Aunque los autoanticuerpos ─anticuerpos que reconocen proteínas del propio individuo─ cada vez cobran más importancia como biomarcadores, hasta ahora no se habían combinado para la detección de pacientes con alzhéimer.
Esta vez ha sido posible gracias a la tecnología de despliegue en fagos, que permite expresar, en la cubierta de virus bacterianos, péptidos que les resultan extraños.
“La tecnología desarrollada es útil para la identificación, validación y aplicación a la detección de autoanticuerpos en medicina personalizada de precisión para la mayoría de las enfermedades crónicas actuales: cáncer, neurodegeneración, autoinmunes o infecciosas”, destaca Susana Campuzano, investigadora del grupo de Electroanálisis y Biosensores Electroquímicos de la UCM.
El alzhéimer es el tipo de demencia más común y para la que aún no hay cura, si bien está demostrado que el diagnóstico temprano puede ralentizar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares.
Más rápido y accesible que las técnicas actuales
La bioplataforma diseñada supone un avance frente a las tecnologías actuales de neuroimagen, como la tomografía o la resonancia magnética, ya que estas requieren más tiempo, personal altamente especializado y están limitadas a entornos hospitalarios.
“Hemos aunado esfuerzos en el diseño de los experimentos más adecuados para optimizar, caracterizar las bioplataformas, identificar y validar una firma molecular nueva de autoanticuerpos frente a seis péptidos y demostrar su aplicabilidad para la detección de la EA”, señala Rodrigo Barderas, investigador de la unidad de Proteómica Funcional del ISCIII.
Tras esta investigación hay numerosos frentes abiertos, que incluyen “la producción de nuevos bioreceptores para la identificación de nuevos autoanticuerpos candidatos, la aplicación de las bioplataformas desarrolladas al análisis de diferentes cohortes de pacientes y por distintas instituciones, y la búsqueda de posibles agentes del sector socioeconómico interesados en la tecnología desarrollada para asistirnos en su incursión en el ámbito clínico y el mercado”, concluye José Manuel Pingarrón, investigador de la UCM y coautor del estudio.
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