“El capital humano e intelectual – la mayor riqueza de las Pymes”

Por: Joaquín F. Calzada-Castillo.

Cuando pensamos en las fortalezas de un gran corporativo, a menudo citamos capacidades

como infraestructura, alianzas, tecnología y posicionamiento del mercado. Cuando hacemos lo mismo pensando en una Pyme, descubrimos que no hay mejor fortaleza que el capital humano.

Por naturaleza, las Pymes surgen de una idea de negocio convertida a plan de negocio y de ahí a empresa. Este proceso normalmente informal en un principio, está en la mente de un solo estratega y es el que precisamente basado en su capital intelectual, da forma y vida a todos los procesos.

Hablar de micro y medianos negocios, es hacer referencia a una organización cuyos primeros pasos se forjan con recursos limitados, mecanismos poco formales y la formula hacer “más con menos”; por ello, nada mejor que contar con empleados que no solamente sepan que hacer, sino cómo lograr sus objetivos eficientemente, explotando los pocos recursos que tienen a la mano.

Al no contar con mecanismos formales, el emprendedor en una Pyme sustituye manuales de procedimientos con su intuición e inteligencia, consciente de sus limitaciones, pero comprometido con sus logros.

Por ello, la gestión del capital humano en una Pyme cobra alta importancia, debido a que en él radica la ventaja competitiva. La generación de valor se basa en todas esas aportaciones intangibles, que a diferencia de los grandes corporativos reflejan su productividad en logros y no en activos físicos o materiales.

Sin meternos en los ahora comunes debates clasistas, como el episodio que cobró fugaz importancia en redes sociales, cuando en desdeño a cierta marcha de protesta opositora se afirmó que “los obreros son los que mueven a México”; sabemos que no son los grandes corporativos industriales o de servicios los que forman el mayor conglomerado empresarial.

Recordemos que, de acuerdo con el INEGI, de los 4.9 millones de establecimientos del sector privado y paraestatal registrados en los Censos Económicos 2019, 99.8% pertenecen al conjunto de establecimientos micro, pequeños y medianos.

Si bien la situación de las microempresas al prinicipio de la presente década era un tanto difícil dada las características de un mercado cada vez mas cambiante, global y competitivo,la llegada de la crisis sanitaria del 2020 tuvo un golpe devastador en las Pymes. Al respecto, se estima que tras el impacto de la pandemia, sobrevivieron 3.9 millones de micro y medianas empresas, que representan el 79.19%, mientras que 1 millón 10 mil 857 establecimientos (20.81%) lamentablemente cerraron sus puertas de manera definitiva.

Resultó evidente, que uno de los sectores mas afectados por la propagación del COVID-19, fue el turístico. Quintana Roo, por añadidura, fue la entidad federativa en donde se observó la mayor proporción de establecimientos que cerraron definitivamente (31.88%). Cozumel, comunidad penosamente turismo-dependiente de los cruceros, se vió rápidamente envueta en la incertidumbre económica, inmediatamente resentida por los microempresarios de la ínsula mucho mas que la dificutad sanitaria.

Es en las épocas de crisis, en donde el capital humano encabezado por el propio microempresario vuelve a posicionarse dentro de las Pymes como el factor clave que permitió que muchas microempresas siguieran de pie, utilizando como nunca antes toda la capacidad de adaptación e innovación.

Los microempresarios han demostrado nuevamente que en tiempos de contingencia, la capacidad para enfrentarse al cambio y adaptar sus modelos de negocio es una asignatura que no desconocen y por el contrario, cada vez se muestran mas ávidos de actualización de conocimientos y nuevas estrategias empresariales.

Mención aparte, merece el plausible esfuerzo que realizan organizaciones —no gubernamentales— como las fundaciones comunitarias que a través de todo el país, gestionan recursos para apoyar a las Pymes mexicanas. Adicionalmente a los apoyos otorgados ya sea en capacitación o equipamiento, la adaptación de sus colaboradores ha sido el factor que ha permitido a las microepresas no solamente sobrevivir a esta dificultad global, sino renacer en una nueva normalidad en donde los hábitos de consumo han cambiado.

No podemos pues, olvidar la capacidad innata de las Pymes, que aprovechan al máximo el mejor activo con el que pueden contar y gestionar: el humano.

Acerca del autor.

Ingeniero en Sistemas Computacionales por el Instituto Tecnológico de Mérida y Maestro en Administración por la Universidad La Salle.

Consultor con vasta experiencia en tecnologías de la información, branding, gestión empresarial, educativa y producción en medios (radio y TV). Tiene como objetivo profesional crear espacios de colaboración, crecimiento y beneficio mutuo para sus clientes, socios y colegas a través de proyectos innovadores.